En primera instancia el biomecánico mide lo grados de inclinación normal del pie, para saber que grado debe tener la cala con respecto a la zapatilla, es decir cuan inclinada hacia la derecha o a la izquierda debe estar cada cala. Luego pasa a medir los grados de varo o valgo del pie (inclinación hacia afuera o hacia adentro), si tienen 0º lo cual hace que sea un pie neutro y no sea necesario la
utilización de cuñas de control de varidad.
Medidos estos dos ángulos pasamos a medir las dismetrías entre una pierna y otra, es decir si la persona tiene una pierna más corta que la otra. El último paso previo a la colocación de las trabas es medir la distancia entre las dos espinas ilíacas para corroborar el factor Q de la posición de los pies para determinar que tan hacia afuera o hacia adentro debe ir colocada la cala.
Una vez obtenidas todas estas medidas el biomecánico pasará a ubicar en la zapatilla con el pie puesto dentro
de ella los puntos del quinto metatarsiano y el primer metatarsiano donde se deberá realizar una
marca para colocar hacia adelante o hacia atrás la cala y dejarla para que el mejor apoyo se
realice sobre el eje del pedal.
Luego de haber realizado todas las medidas que nombramos anteriormente, es que se pasa a la
colocación en si de las calas, para eso se utiliza una herramienta específica donde el biomecánico
coloca la zapatilla con la cala y puede medir tanto los ángulos de rotación como el factor Q.
Algunos modelos de zapatillas cuentan con ciertas guías para la colocación de las calas, debajo de ellas podemos encontrar que hay ciertos grados, ciertos ángulos y ciertas medidas que nos dicen
cuan adelante o cuan atrás se podría colocar la cala. Esto hace que sabiendo un poco las características de cada pie podamos colocarlo de forma
correcta.
Este procedimiento es un tanto difícil de realizar en nuestros hogares ya que se necesita mucho conocimiento de biomecánica para lograr un correcto tracking de rodilla, que es la finalidad de la colocación de las calas de forma correcta.